¿Sabes lo que es realmente la contaminación acústica y lo que implica el denominado ruido? Y es que el ruido es un elemento contaminante. Así lo estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1972 cuando decidió catalogarlo como un tipo más de contaminación. Un tipo de contaminación a la que no siempre damos importancia pero que produce efectos negativos sobre nuestra salud física y mental.
Al vivir en una ciudad todos estamos acostumbrados a generarlo y a soportarlo, y no nos damos cuenta de sus consecuencias nocivas, ya que un exceso de sonido puede alterar las condiciones ambientales normales en un determinado lugar y degradar la calidad de vida de los habitantes de esa zona.
De entrada, el ruido nos puede producir perdida de audición o pitidos en los oídos. También es causa de problemas psicológicos como irritabilidad, estrés, ansiedad e incluso agresividad. Y el ruido también es fuente de otros problemas como el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria o la presión arterial, así como alteraciones del sueño y del descanso, somnolencia diurna, cansancio, falta de atención y bajo rendimiento.
El nivel de ruido se mide en decibelios (dB). La OMS establece que el límite recomendado como tolerable es de 65 decibelios durante el día y 55 por la noche. Si se supera este tope, comienzan los problemas de salud. A partir de 100 decibelios, estamos hablando de un ruido intolerable como, por ejemplo, el de una casa muy próxima a un aeropuerto. Además, en España, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo (OCDE), somos el país de Europa que registra el mayor índice de ruido y el segundo de mundo, después de Japón. Más de la mitad de la población española padece niveles sonoros superiores a los 65 decibelios, y el 30% de las viviendas de nuestro país sufren contaminación acústica, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Como soluciones para la contaminación acústica, es importante concienciarse de que nuestros hábitos de vida afectan a los niveles sonoros del entorno. Es el caso del transporte, especialmente aquellos vehículos con tubos de escape dañados o las sirenas de bomberos o ambulancias, o las construcciones públicas o de edificios que superan esos 50 decibelios para convertirse en causantes principales de distintos trastornos. Esta contaminación puede y debe ser reducida mediante el control del transporte público, tanto autobuses como trenes, tranvías, metro…, el control en automóviles y motocicletas, el control eficiente de las industrias y el de las construcciones, limitando el uso de sus maquinarias o colocando estratégicos paneles acústicos, y evitando las conversaciones de muchas personas en donde todos hablen a la vez ya que también generan un exceso de ruido.
Desde iacustik podemos ayudarle a controlar la contaminación acústica mediante mediciones acústicas en su hogar, oficina o espacio de actividad.